IV Jornadas Espacios, lugares y marcas territoriales de la violencia política y la represión estatal
Por Adriana D’Ottavio y Silvina Fabri
Del 11 al 13 de septiembre se llevaron a cabo en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) las IV Jornadas Espacios, lugares y marcas territoriales de la violencia política y la represión estatal “Construcciones, usos y apropiaciones de los espacios de memoria sobre el terrorismo de Estado”, organizadas por el grupo de trabajo con el mismo nombre que funciona en el marco del Núcleo de Estudios sobre Memoria, y co-organizadas por el grupo de investigación sobre Gestión Cultural y Espacios de Memoria sobre el Terrorismo de Estado de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Red Interdisciplinaria de Estudios sobre Memoria Social (Programa Raíces, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva).
Estas jornadas, que vienen llevándose a cabo desde el año 2009, aspiran a constituirse en un ámbito para intercambiar y debatir diversas experiencias de investigación científico-académicas sobre los sitios y lugares de memoria, los museos y las marcas territoriales de diversa índole en tanto ámbitos de elaboración, transmisión y significación del pasado reciente.
En la conferencia inaugural, Patricia Funes ofreció, desde una perspectiva latinoamericana, algunos lineamientos y problematizaciones en relación a los 40 años del golpe de Estado en Chile, reflexionó sobre el contexto sociopolítico chileno de los años 60 y conmemoró la figura de Salvador Allende.
Los trabajos presentados, organizados en nueve mesas temáticas que contaron con los aportes de comentaristas invitados, delinearon problemas y ejes de análisis sobre las diversas aristas que los lugares, marcas y territorios de la memoria permiten pensar cuando son interrogados desde una problematización teórico-conceptual.
Construcciones y apropiaciones de los lugares de memoria
Uno de los ejes temáticos que recorrió las jornadas fue el de las modalidades de construcción de emprendimientos memoriales, los procesos sociales por medio de los cuales los espacios se resignifican y se convierten en lugares de memoria. En relación a este punto se tuvo en cuenta, de manera particular, la participación de diversos actores sociales (sobrevivientes, organismos de derechos humanos, organizaciones barriales, entre otros) y los efectos de las políticas públicas de patrimonialización o museificación, poniendo el acento en la marcación como proceso múltiple que involucra mecanismos de reinterpretación y resignificación que transforman el espacio urbano.
Un segundo eje temático versó sobre los usos y apropiaciones diversas de estos espacios y marcas de la memoria por parte de quienes los transitan, los visitan, los recorren y experimentan: sobrevivientes que vuelven a estos lugares traumáticos, trabajadores que conviven en su cotidianeidad con ellos, como también de aquellos sujetos sociales que eligen ignorar o destruir las marcas memoriales. Estas diferentes experiencias muestran cómo los usos -a veces polémicos, como comer en la ex ESMA- resignifican la materialidad de los espacios de memoria.
En relación con este eje, varias intervenciones reflexionaron sobre los modos en que los sitios de memoria se relacionan con su entorno barrial y las diferentes demandas sociales que, en cada caso, pueden disputar a las demandas memoriales. Esto puso de relieve cómo los contextos sociales y territoriales los afectan y tensionan de distintos modos. Surgió, asimismo, un interrogante acerca de cómo pueden convivir (no sin plantear un escenario conflictivo) los sentidos memoriales con los vinculados con otras actividades que se realizan en estos espacios, relacionadas con el esparcimiento, la recreación, la educación, la organización territorial, entre otras. En el debate originado por estas exposiciones se destacó la necesidad de analizar los casos concretos en su singularidad histórico-social para repensar las políticas dominantes y reflexionar sobre las tensiones entre los actores, entendiendo las políticas de la memoria como prácticas discontinuas que se yuxtaponen, imbrican y contradicen.
Estrategias de representación en torno a los emprendimientos memoriales
Otro de los ejes de atención que recorrió el desarrollo de las jornadas fue el de las estrategias de representación del pasado reciente en los emprendimientos memoriales. Se tuvieron en cuenta especialmente las diferentes claves interpretativas, narrativas y experienciales que habilitan y proponen los distintos tipos de dispositivos memoriales de representación. Las dimensiones trabajadas fueron la relación entre testimonios plurales y reconstrucción visual, entre palabra y fotografía, entre nombres, voces y rostros, entre voz testimonial y narración literaria, y entre distintos tipos de marcas: permanentes y efímeras, fijas y móviles, en espacios de memoria y en la vía pública. Uno de los puntos enfatizados en relación con esta temática giró en torno a la experiencia o interacción que supone enfrentarse con los dispositivos memoriales analizados. Se consideró qué tipo de diálogos son habilitados y a quién o a quiénes interpela o incluye, para pensar, qué trabajo de memoria implica interactuar con el dispositivo (escribir en un libro, sacarse una foto, buscar entre colecciones de objetos, relatar recuerdos personales, leer anécdotas o mirar fotos familiares).
A partir de estas intervenciones surgió un debate interesante en torno al formato digital de reconstrucción virtual interactiva de los centros clandestinos de detención: sus usos en establecimientos educativos, las maneras de acercar la temática a los adolescentes y los efectos de sentido que genera en el usuario, siendo que se trata de un formato que arrastra sentidos ligados al entretenimiento y al videojuego. En relación con esto, cabría repensar cómo se conjugan la pasión por la técnica con los desafíos de la representación del pasado.
Por otro lado, en la mesa dedicada a las representaciones literarias se discutieron las particularidades de la voz testimonial en la literatura y se planteó la necesidad de analizar las características lingüísticas de los testimonios en relación al uso que hacen de la jerga de los centros clandestinos. Surgió en este punto la posibilidad de pensar el terrorismo de Estado a partir de las figuras topológicas de la casa y la escuela -en su relación con la literatura y la historia chilenas y argentinas, respectivamente- como imágenes que articulan lo público y lo privado.
Lo privado, lo íntimo y lo cotidiano como dimensiones del análisis
Esta relación entre lo público, lo privado y lo íntimo fue otra de las temáticas que recorrieron las exposiciones y debates de las jornadas. Estas dimensiones fueron problematizadas no sólo en relación con los dispositivos memoriales de representación, los testimonios y los procesos de marcación, sino también en relación con las prácticas como las de comensalidad que se llevan a cabo en sitios de memoria. En este sentido se planteó la necesidad de entender lo público y lo privado como dimensiones de las prácticas memoriales, y no como pares sustantivos u opuestos antagónicos.
La cuestión de la cotidianidad también fue una problemática que recorrió transversalmente en las jornadas y que se reveló como un aspecto significativo para el análisis de los sitios y lugares de memoria. En este sentido, se consideró la importancia de pensar la vida cotidiana en las representaciones de desaparecidos y represores, pero también en las formas de habitar los centros clandestinos durante la dictadura y los sitios de memoria construidos allí en el presente.
Las dimensiones de lo individual y lo social fueron también pensadas en relación con el trabajo de encuadramiento de las memorias. En este sentido, se pensaron las formas en que diversas narrativas biográficas funcionan como soportes de memoria social, en particular las especificidades de la generación de los hijos de desaparecidos como voz distintiva en las políticas de la memoria.
Finalmente, se debatió en las jornadas en torno a la “propiedad” del duelo, teniendo en cuenta las tensiones entre el discurso familiar, que adjudica el duelo a los “afectados directos”, y las políticas sociales de memoria que problematizan esta categoría, para pensar en las posibilidades de ampliar el duelo más allá de los límites de la filiación, interpelando a toda la sociedad.
Cierre de las jornadas
Como cierre de las jornadas se proyectó el documental Tabula rasa (2013) de Jonathan Perel. Durante el debate sobre el film se destacó la capacidad de las imágenes para repensar las ideas y dimensiones de análisis que surgieron y se discutieron a lo largo de las jornadas. Se señaló en este sentido cómo el documental, desde el lenguaje audiovisual, participa de las polémicas en torno a las marcas y lugares de memoria y sobre la construcción de memoria social, dando cuenta de las tensiones entre producción y destrucción del espacio y del trabajo de memoria que habilitan estos procesos.
Esta actividad de intercambio académico contó con la participación de investigadores de las universidades nacionales de Buenos Aires, Tres de Febrero, Lanús, La Plata, Córdoba y Mar del Plata, así como de universidades extranjeras, especialmente de países del Cono Sur. Participaron también expositores de distintos ámbitos de la gestión de sitios y la promoción de políticas de derechos humanos que presentaron algunos de los proyectos que realizan y plantearon propuestas y desafíos relacionados con sus actividades.
Las jornadas fueron exitosas en cuanto a la convocatoria, la calidad de las exposiciones y la participación de los asistentes. Los diversos lineamientos y aportes que surgieron a lo largo de los tres días de presentación de trabajos y debates serán retomados en próximas actividades académicas con el fin de seguir problematizando el complejo anudamiento entre los lugares, las políticas y las prácticas de la memoria.