Delfina Garino y Silvia Martinez fueron entrevistadas por el Diario Río Negro
Un estudio de docentes de la Universidad del Comahue pone en debate qué se enseña y para qué. “Deben darse herramientas para los desafíos del trabajo”, concluyen. La experiencia se hizo en tres establecimientos educativos de Neuquén. La ley de educación nacional, sancionada en 2006, estableció la obligatoriedad de la educación secundaria. Diez años después los debates sobre la arquitectura de la escuela continúan.
¿Qué debe enseñar?, ¿cómo debe ser su relación con el mundo del trabajo?, ¿y con la cultura política? “El mundo del trabajo está en la escuela secundaria. ¿Por qué? Porque hay condiciones laborales docentes, los jóvenes trabajan mientras van a estudiar y muchos trabajan en sus recesos. Sus padres también trabajan, y entonces el mercado de trabajo y las condiciones están presentes en sus vidas”, aseguró Delfina Garino, integrante del equipo de investigación “Escuela secundaria, cultura política y trabajo. Una mirada desde proyectos escolares en la provincia de Neuquén” de la facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue (UNC). El grupo analizó tres secundarios neuquinos desde la perspectiva del mundo del trabajo y de lo político. “Nos enfocamos en colegios en los que en su mayoría están trabajando con sectores que son primeras generaciones que entran a la escuela secundaria”, explicó Silvia Martínez, codirectora del proyecto. Planteó que el mundo del trabajo tiene que ser pensado y que la escuela “debe dar herramientas para eso”, pese a que por años fue un tema tabú. “Hay que diferenciar lo que significa empleo de trabajo. El mundo del trabajo es la capacidad que tenemos los humanos de generar transformaciones, de articularnos como sociedad, eso es parte de la formación de la escuela”, agregó. Indicó que los procesos de inserción laboral de jóvenes son más difíciles que los de los adultos. “Por eso tienen mayor tasa de desempleo e informalidad. Una de las escuelas que analizamos aborda el tema de la economía social, otra de ellas forma para un tipo de trabajo específico que es una orientación para el sistema de salud. No sólo, y no siempre, es formar en un oficio, también hay dar estrategias para un mundo de trabajo que no incluye a todos”, dijo. Remarcaron que aun siendo una institución antiquísima, el valor de la escuela persiste. “En el trabajo de campo los jóvenes dicen que no les da lo mismo haber pasado por la escuela, y menos por estas con proyectos innovadores”, sumó Garino. Respecto de la otra línea de investigación, se estudia la participación estudiantil. “Hay una continuidad en términos de pensar todavía a los estudiantes como sujetos del futuro y no como sujetos del presente. Cuando una pregunta sobre las formas de participación hay automáticamente una referencia a si hay o no centros de estudiantes. No se puede pensar la participación como algo más amplio. Se sigue pensando en términos de que es un sujeto tutelado que se va a convertir en ciudadano”, afirmó Soledad Roldán.